Descripción
El Museo Etnográfico de la Universidad del Magdalena, continúa con la celebración del Bicentenario de la Independencia de Colombia, y en su espacio de Pieza del Mes, expone un mortero que data de la época de la independencia.
El Área de Curaduría e Historia del museo pretende con este montaje, destacar la labor de los médicos y boticarios en el siglo XIX, y en especial su abnegado desempeño en la curación de los enfermos y heridos producto de las contiendas bélicas que llevarían el territorio de la Nueva Granada hacia la independencia absoluta del imperio español.
Los morteros o maceadores, fueron instrumentos indispensables en el desarrollo de la farmacopea colonial, con este instrumento se procesaban los medicamentos, brebajes, ungüentos, emplastos e infusiones necesarios para la curación de los enfermos, y que caracterizaron la medicina del siglo XIX.
En la época de la independencia los boticarios además de mantener el uso de algunos elementos químicos, tuvieron a su alcance toda una variedad de hierbas, semillas y cortezas de árboles cuyo procesamiento requirió el empleo sine qua non de los morteros para macerar y mezclar. Su práctico tamaño permitía que los galenos y boticarios que participaron en las campañas militares de las guerras de independencia, se movilizaran de manera ágil con todo su equipo médico para poder salvar las vidas de los combatientes.
Los morteros fueron elementos indispensables para la preparación de las drogas en las boticas, donde además se expendían. En estos lugares se podían encontrar desde hierbas curativas de inclusión americana hasta los medicamentos clásicos del viejo mundo, en el primer grupo eran comunes la cachanlagua, el llantén, la retamilla, la viravira, los polvos de la condesa (quinaquina), el palo santo, algarrobo, mantequilla de cacao, entre otros. En el segundo grupo eran comunes los febrífugos, el ajenjo, el arsénico, el alcanfor, la amapola, el antimonio, el aceite de anís, la tintura de azafrán, el mercurio, etc.